Todos los días paso mas rápido o mas lento por el edificio de correos de León, ciudad de helados vientos y calientes estómagos. La ruta que sigo varia segun mi destino y me permite observar el edificio de diferentes sitios y desde diferentes distancias... emergiendo entre copas de arboles, cortando el trazado urbano con su perfecta arista, hundido en un talud... es un edificio que pesa, tremendamente prismático, poblado de antenas y repetidores, los cuales ya aparecían bien definidos en los primeros croquis. Es cuanto menos curioso observar como un edificio que en su época debió ser un avance tecnológico brutal en la España de tabiques palomeros y además mostrar la mas salvaje cara de la modernidad en unos años 80 en los que flotaban por León los frontones partidos...
Las veces que entro a recoger o enviar algún paquete debo andar bastante pendiente del tiempo porque la cantidad de detalles del interior hacen que mas de una vez haya perdido el turno y haya tenido que explicar a un enfadado funcionario que estaba contemplando el detalle de las lamparas descolgadas sobre el forjado colaborante que se muestra desvergonzadamente desnudo, "se les acabo el presupuesto chaval¡¡¡" me espeta orgullosamente....y yo salgo con el paquete bajo el brazo preguntándome si realmente me lo estaría diciendo en serio....
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